martes, 30 de octubre de 2012

Tarde de peli y palomitas


Era una tarde de domingo, de las de palomitas y película de videoclub; el reloj de la Iglesia cercana a casa daba las seis. De repente, algo ocurrió: sin saber cómo, aquella película se había parado en la escena más terrorífica imaginable.

El protagonista, en un vano intento de proteger a su mujer, amarraba contra su pecho la cabeza de esta, mientras el psicópata desprendía el resto del cuerpo de su lado; la cabeza de la chica, todavía caliente, ofrecía una mueca de terror que encoge el alma: sus ojos, de un negro azabache, parecía como si fuesen a estallar, mientras la boca, abierta de par en par por el esfuerzo de sus gritos, emitía el último aliento de la muchacha.

De repente, por la ventana, se podía vislumbrar la luz acaecida por un rayo que, en contraste con el cielo encapotado del atardecer de aquella tarde, ofrecía a la vista un haz luminoso con el que se podía divisar todo el campo que no dejaba aquella tarde ver el Sol.


Uno, dos, tres fueron los segundos que antecedieron al estruendoso sonido del trueno, causa de aquel bello haz luminoso que había contemplado solo tres segundos antes.

La tormenta me hizo desviar la atención de la película, la cual seguía parada en aquella escena tan horripilante que me provocó tal convulsión que hice rodar las palomitas por toda la alfombra. Me puse a recogerlas. Seguía mirando la escena, horrorizado, sin percatarme de que la luz de la ventana cambiaba, y ahora una sombra me impedía ver con toda claridad los rayos; pero yo no miraba a la ventana. Craso error el mío.

Mientras levantaba la mirada, veía que todo había cambiado desde que la bajé: de repente, la ventana no mostraba paisaje alguno, el sofá estaba ocupado por un encapuchado y la televisión continuaba en la misma escena, última visión que mis ojos recogieron, mi imago mortis se convirtió así en el retrato de mi propia muerte.

Una decisión inteligente


Entramos por una puerta vieja, carcomida, enmascarada en una capa de polvo bajo una entrada oscura.

En el recibidor, un mayordomo chepudo nos invitó a pasar; su rostro era muy pálido, sus labios, excesivamente enrojecidos sobre unos dientes perfectamente blancos y afilados.

De repente, la luz comenzó a parpadear, el hombre chepudo desapareció, no así aquella carcajada que parecía provenir del mundo ulterior. Corrimos a la puerta de entrada, muy asustados, pero ya era tarde: aquel traidor mayordomo nos había encerrado. Ruido de un motor, algo parecido a un cortacésped se escuchaba a lo lejos.

Así, decidimos cruzar la casa en busca de otra salida, aunque hasta el más valiente de los presentes temblaba como un perro abandonado.

Subimos la escalera, oscura, apenas se veían los escalones y las manos de los que creía que eran mis compañeros me tocaban por todo el cuerpo, algo que achaqué al miedo reinante; pero no era así, con un fogonazo de luz pude ver cómo a ambos lados de la escalinata sendas rejas encerraban unos seres que en otra vida pudieron ser humanos, pero que ahora se asemejaban a despojos de cadáveres en movimiento. El motor sonaba más cerca, acompañado de carcajadas.

Subimos deprisa, pero en los últimos peldaños comprobamos cómo las rejas cedieron y aquellos monstruos nos perseguían.

Como animales acorralados aumentamos el ritmo de nuestros pasos, y aquella celeridad nos condujo a una habitación donde una niña permanecía atada de sus cuatro extremidades a la cama. No, no era una niña, era uno de aquellos seres. El motor sonaba tan cerca que parecía estar tras la puerta, mientras una voz gutural continuaba riendo.

Nos acercamos a aquel cuerpo no muerto y, de repente, se movió e intentó agredirnos mientras nos insultaba, incluso nos vomitó encima.

La puerta cayó y, de pronto, un hombre con una motosirra nos persiguió hasta que, al fondo, un rayo de luz fue nuestra esperanza.

Ya en el exterior, tomé una decisión importante: me iría a montar a los caballitos porque estas atracciones me cagan de miedo.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Muerte en vida

Miró otra vez a su alrededor. La operación había sido un éxito. Su transformación en robot, como la de tantos otros antes, no debía suponer ningún riesgo; pero lo supuso.

A su lado, sólo veía la fría materia que cada vez componía a más seres, a más expersonas.

Notó la fuerza que embriagaba sus miembros mientras observaba las caras vacías de expresión de su alrededor: ni el perro era ya un perro.

Su nostalgia por los tiempos de la carne y el hueso, por los besos que sabían a algo, aumentó, sobre todo al reparar en el tiempo que hacía desde que no experimentaba esas sensaciones con nadie, y en que no volvería a experimentarlo.

Notaba la transformación de su cuerpo en aquella materia inerte, inmutable, imperecedera, fruto de la fusión fría, hasta que su corazón decidió dejar de latir: no pudo soportar la certeza de no volver a sentir.

domingo, 3 de junio de 2012

Sobre el amor verdadero

Sé que algunos sólo piensan en el amor verdadero como en una utopía fantástica, como en algo irreal; pero no es así, lo único que a lo mejor los mitos que nos han metido en la cabeza son los que realmente existen.

El amor verdadero puede ser de dos tipos: perfecto o imperfecto. Ninguno es mejor que el otro, simplemente son distintos y cada cual que escoja el que más le guste.

El amor perfecto es eso: perfecto. Carece de imperfecciones y, por ello, tiene un tiempo limitado, es caduco, efímero, pero a la vez es un amor visceral, loco, pasional, donde no hay nada ni nadie que pueda interponerse, donde los obstáculos insalvables nos parecen pequeños escalones...

... Y nos dejamos llevar, y la locura nos hace su presa mientras las ramas del árbol prohibido nos aprietan hacia sí y no podemos huir, aunque en un primer momento quisiéramos, pero la suavidad de sus ramas nos envuelve y acabamos por sucumbir a su belleza.

No hay defecto en la persona, no hay nada estéticamente incorrecto en un espacio-tiempo que crea una burbuja en nuestra vida. Pero la burbuja se acaba rompiendo, y los pequeños escalones se tornan de nuevo muros infranqueables mientras nos dejamos llevar, esta vez por la realidad, abandonando un sueño irreal que nos hizo felices en un período de tiempo, y que lo seguirá haciendo cada vez que recordemos aquellos maravillosos momentos, donde ninguna mancha de tinta puede emborronar una caligrafía tan perfecta.

Pero, amigos, es un amor caduco, que no podremos retener sin la consecuencia lógica de amargar su recuerdo.

Ahora, cabe otra posibilidad, una alternativa, no por ello mejor, pero sí diferente: el amor imperfecto, ese amor real, perenne, inmortal, donde aceptamos mejor los defectos de la persona amada que nuestra propia imperfección.

Este amor, normalmente, es mucho menos intenso, pero lo compensa lo dilatado de su existencia, la ausencia de cadenas que te privan de tu libre albedrío, el no arrancarte el corazón a mordiscos y, sin embargo, te endulza el cuerpo con pequeñas dosis de ternura; es algo así como racionalizar algo para que pueda perdurar no sólo en el pensamiento.

Cada amor es distinto y, amigos míos, no se escoge, simplemente ocurre y, tanto uno como otro, aparecen sin previo aviso, y ambos azotan el corazón, el primero a dentelladas, el segundo con suaves caricias.

Mi teoría es que cada persona sólo vive un amor verdadero de cada tipo; mi amor perfecto ocurrió hace unos años, duró poco más de un mes y se esfumó, aunque perdurará para siempre en mi memoria, lo sé; incluso al año siguiente seguí los pasos que condujeron a ese amor, buscando no sé el qué, y sólo encontré soledad.

Ahora, en este mismo instante, vivo mi amor imperfecto, plagado de defectos y cosas que mejorar, pero que tengo toda una vida para labrarlo, toda una existencia en común para que, juntos, armonicemos los dos tipos de amor verdadero.


miércoles, 2 de mayo de 2012

Abandono

En mi oscura habitación
con un libro en la mano
y la mente en el salón;
con la otra mano en mi pluma,
el papel por lienzo
y en el puño el corazón.

Así escribo estos versos
no sé si de simple adiós,
tal vez de un hasta siempre,
o tal vez no.

La esperanza que siempre, 
siempre me acompañó,
ahora me pesa y me hace inerte
pues en agotamiento mutó.

Quiero creer que es falta de tiempo,
que para nada carencia de valor;
que espero que no sea el talento
el que, jugando en mi contra,
me convierte de la pugna en perdedor.

Pienso seguir mi camino
me lleven donde me lleven mis pasos;
os seguiré llevando como amigos
a sabiendas de mi tránsito errado.

No puedo prometer ni prometo
que mis pasos volverán a la senda
ni que otra vereda será correcta,
aunque sé que nunca seré tan feliz
como lo soy entre libro y libro
aunque toda la vida sea aprendiz,
aunque nunca sea magistral lo que escribo.

lunes, 30 de abril de 2012

Futuro

Mis pasos me llevaron a un barrio del centro, de esos barrios en los que, a mi entender en aquellos momentos, aflora la delincuencia de manos de quienes no tienen ni donde caerse muertos.

Vi, en un parque lleno de pintadas y sucio, grupos de personas con muy malas pintas y por las cuales me guardé bien todas mis pertenencias, ya que creí conveniente tomar dicha medida en lugar tan nefasto.

De repente, un balón de goma me golpeó en los pies, y un niño corrió tras él para darlo alcance. Dicho rapazuelo se paró a mi lado, mirando hacia arriba, con un gran esfuerzo para que su cuello se doblara lo suficiente:


- Hola - Me dijo el niño con una sonrisa en la boca.

- Hola- Respondí yo con una falsa media sonrisa.

-¿Cómo te llamas?

- Me llamo Prejuicio- Respondí, a la espera de que el mocoso abandonara su intento de hacerse mi amigo o, incluso, de robarme la cartera.

- Yo me llamo Esperanza y ahora te la quedas- Me dijo mientras su mano tocó mi brazo.

Yo no le di importancia, pero de repente todo cobró otro sentido.

Ahora el parque no estaba plagado de pintadas, sino de grafitis que anunciaban otro mundo posible; las personas que no tenían buena pinta, resultaron ser bohemios y pensadores que dialogaban sobre la forma de mejorar las cosas.

Estuve encantado con mi nuevo nombre y la nueva dimensión que las cosas habían tomado, pero me quedo una duda:

- Y si yo me llamo Esperanza, ¿tú quién eres ahora, pequeño muchacho?

- Si tú ya eres consciente de tu nuevo nombre, el mío para ti será Futuro.

sábado, 21 de abril de 2012

En mi hambre mando yo


Cercenad mis derechos con la güadaña de mi muerte,

cohartad mi libertad con vuestros dividendos,

arruinad mi futuro con vuestros planes inertes,

quitadme mi alimento con vuestra especulación,

haced que la información recibida merme,

Hacedlo, pero sólo quiero deciros que mi sonrisa,

mi sonrisa y mi hambre se yerguen

y por más que cortéis la flores, seguirán creciendo

y pronto el beleño blanco será el de vuestra muerte.









Creo en todo lo que hago, porque lo hago convencido. Para aquellos que creen que la utopía es la alternativa, sólo quiero decir que no lo es: la utopía es la primera opción, y su sistema alternativo, el capitalismo, no funciona, como sí lo hace perseguir los sueños.



Algunos consideran mis palabras propias de un antisistema, pero no nos damos cuenta que quien va en nuestra contra es el propio sistema, y que es él con su agresividad quien nos incita, que es él con sus normas económicas quien nos oprime. No, el sistema capitalista no es la opción, es la utopía de aquellos malvados que nos quisieron someter, pero que no lo conseguirán, porque en nuestra hambre mandamos nosotros.

lunes, 2 de abril de 2012

Sobre Dios

Ya que varios de mis blogueros favoritos han escrito una entrada sobre su punto de vista de este tema, ahora soy yo quien se anima a ello.

Para quien no ve más allá de su nariz, soy ateo; para quien sí lo hace, soy agnóstico. Me explico:

En todas las religiones cercanas a nosotros, se nos presenta a un Dios omnipotente, algo así como un ser humano con superpoderes, que más parece  una explicación pueril del inicio del universo, del tipo "Érase una vez..."

Por mi parte, no puedo concebir que una persona vino, que a la vez era Dios y su hijo, cuyo nacimiento fue anunciado a la madre, la cual era virgen; más parece una excusa que María le contó a José por si colaba y no la pillaba poniéndole los cuernos. Así que, con esto, descarto el cristianismo y todas sus sectas, así como el resto de religiones monoteístas que creen más en Superman que en algo sobrenatural.

Las religiones, a lo largo de la historia, han intentado explicar de una manera fantasiosa todo aquello a lo que la ciencia no llegaba, y todas sus premisas han ido evaporándose según se ha ido avanzando en el conocimiento humano. Es cierto que hay muchos sitios donde la ciencia aún no ha llegado, pero todo es cuestión de tiempo.

Esa es la parte en la que soy ateo, es decir, de acuerdo con quien no ve más allá de buscar a un Superman que no aparece, pero en el que tienes que creer.

Pero hay algo en lo que sí creo. Practicando artes marciales, pude escuchar otras teorías sobre lo inexplicable, es decir, sobre las cosas a las que la ciencia no ha llegado, y todas alrededor de la denominada energía qui.

Según esto, todo está rodeado de este tipo de energía, todo es energía qui, pero no todo está en armonía, la cual hemos de buscar. Por esto, quizá no hay una explicación a la empatía que se ve en un funeral, cuando te pones triste, a pesar de no conocer al muerto, debido al dolor general de la sala. Quizá también es por esto que sentimos la presencia de personas en una habitación a pesar de que estas no hacen ruido y estamos completamente a oscuras.

No sé si será real, pero sí que es cierto que en las disciplinas que toman como base la energía qui, las sensaciones son totalmente distintas.

Por ello, mirando más allá, me considero agnóstico, ya que sé que hay cosas a lass que la ciencia quizá nunca llegue y que tienen una explicación. Quizá exista un ente superior, una especie de corazón del universo, pero no por ello sea omnipotente ni haya que crear religiones al respecto, pues puede ser simplemente un motor que de vida al mundo, como decía, creo recordar, Santo Tomás de Aquino, pero que no sea consciente de su función.

No creo que nada de esto se vaya a saber algún día, como también estoy seguro de que las religiones son la mejor manera de oprimir al pueblo, pero también respeto y admiro a quien en los momentos más duros de la vida, es capaz de refugiarse en algo en lo que yo no puedo creer y, por lo tanto, en algo en lo que yo no podré refugiarme.

sábado, 31 de marzo de 2012

Sobre los toros

Quiero aquí mostrar mi opinión al respecto, fuera del sí o el no habituales.

No creo que la cuestión sea tan secilla como abolir la tauromaquia por ser cruel con los animales. A quien le gustan los toros y los justifica como una forma de crueldad tan legítima como las que estamos tan acostumbrados a ver en la industria alimentaria, como cortar los picos de los pollos para que no piquen los huevos, o formas de matar en los mataderos, sólo quiero decirles que no son comparables bajo ningún concepto.

A aquellos que sólo justifican su abolición en lo anteriormente dicho, quiero comentarles que busquen otros argumentos, que los hay, porque ese no se puede defender viendo todo lo que ocurre en el mundo.

A quienes defienden la tauromaquia por ser seña de identidad de esta nuestra España, quiero darles mi pésame si quieren que eso les represente.

No creo que haya que eliminar a los toros por ser crueles con los animales solamente. Creo que el problema es mucho más profundo que todo eso.

En mi opinión, lo que debemos preguntarnos es lo que queremos que nos represente, y no creo que la violencia animal sea lo que queremos que nos represente. Cierto que hay que combatir la crueldad animal que existe de manera clandestina, pero no es que los toros se justifiquen porque hay otros maltratos, sino que los demás maltratos se pueden escudar en la tauromaquia, ya que, si es nuestra seña de identidad, toda crueldad animal está justificada. Así, nunca podré aceptar los toros como uno de los ejemplos de nuestra cultura, pues espero que no lo sea, o al menos no lo es de la mía. Para que muchos nos sintamos españoles, deberíamos reflexionar sobre ello.

Aceptación de la violencia como seña de identidad: si se acepta, no sólo justifica a quienes maltratan a otros animales, sino que también lo hace con quien lo muestra en televisión y con quien muestra escenas violentas a nuestros hijos, ya que nosotros dejamos que vean en pronta edad tamaño espectáculo sangriento.

Por todo lo anterior, quiero hacer ver la profundidad del problema, la filosofía del dilema, aunque alguno me dirá que, si se acaban las corridas, el toro de lidia desaparecerá o estará en peligro de extinción, así como también se elimina una industria fuerte en nuestro país.

Pues bien, en lo primero estoy de acuerdo, pero no por ello los taurinos, tan defensores de la naturaleza, han apadrinado un burro, animal que ya no se le da ningún uso en el campo y que tiende a desaparecer, o mejor aún, no les veo usar el burro como medio de carga o transporte, sino con máquinas, las cuales hacen que este animal, inmortalizado por Juan Ramón Jiménez y muchos otros, muera.

A lo segundo, simplemente no sé si responder, aunque, puestos, lo haré. Partiendo de que no estoy a favor de la ley del capitalismo "todo por la pasta", no creo ese argumento pueda justificar la sangre, el dolor, la violencia, porque entonces quizá haya que crear otras industrias igualmente inmorales, ironía que muchos taurinos sean religiosos, para lo que su moral debería ser intachable.

No quiero molestar a nadie, pero es que no puedo defender ese espectáculo con las razones superficiales que me dan, mientras las que tengo para atacarlos sean muchas más y mucho más razonables.


miércoles, 28 de marzo de 2012

Amor de una milésima de segundo

Ahora, en la distancia, sé la verdad.

Te amé; fue un instante, sí, pero te amé. Tu mirada rozó mi alma y vi el rubor de mis mejillas en tus pupilas.

Te amé. Amé por un momento esos ojos verdes que a la vez sé que me amaron en ese preciso instante; historia inconclusa, o tal vez bañada en la efemeridad de los buenos momentos.

Quizá amo a cada ser, en cada instante. Quizá amo cada fracción de tiempo que la vida me regala y que mi juventud me arrebata; pero aquella fracción de tiempo, aquel cruce de miradas, simbolizó un amor de una milésima de segundo.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Ironía

Te quiero,
y el suave aroma de tus besos,
el pálido suspiro de tu corazón,
desaparecen de mi vida sin razón
y sólo queda el desconsuelo.


Ahora no te quiero,
y tu abrazo me abraza
tan fuerte e intensamente
que mi cuerpo te rechaza
y desapareces de mi mente.

Te vuelvo a querer;
pero es demasiado tarde,
pues tu ya haces alarde
de olvidar y a otro tener.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Paloma de la paz

Vuela, paloma, vuela;
hazlo en mis sueños, verdugos
de tantas alegrías pasadas;
hazlo en mis pensamientos, creadores
de tantas y tantas utopías.

Paloma, vuela, paloma.
No olvides Bagdad en tu vuelo,
ni la frontera en llamas
de aquel lugar sin palomar,
de nuestra Palestina.

Álzate en el mundo y no olvides lugar alguno,
haz que aquellos que te quieren cazar,
quienes adiestran cazadores, se rindan
y rindan cuentas esos opresores,
y tu vuelo sea lo más violento
que un niño deba soportar.

jueves, 8 de marzo de 2012

La Luna

Luna llena que me mandas
en el lecho de tu sombra
al abandono de mi honra
por manos de cruel dama.

Tú, que el mar embraveces,
que con fuerza y potencia,
que con suavidad y firmeza
causa de sus mareas eres.

Cómo podré resistir
en noche tan visceral
de aquel corazón mi latir,
de este amor su fin
si la razón ha de llamar
y yo todavía no la oí.





miércoles, 7 de marzo de 2012

La belleza

Salió de su casa, meses antes, a buscar la esencia de la belleza por el mundo; así, había visto grandes cosas, mucha belleza, pero no su esencia.

Las grandes construcciones, el arte en todo el mundo, la naturaleza...todo, todo mostraba gran majestuosidad, pero nunca la belleza en sí misma.

Pero sus pasos le llevaron a una triste guerra donde pensó que nada era bello, nada hermoso, y que sólo reinaban la destrucción y la fealdad.

Los fusiles acabaron mermando la población de una ciudad ya diezmada por las bombas; tras los fusiles vinieron las detenciones, y, así, la urbe se asemejaba a unas ruinas de un antiguo imperio, sin vida, donde la imaginación tiene más importancia que la vista, pues sólo quedan escombros.

Estaba entrando el invierno en aquel inhóspito lugar y el poeta pudo observar a unos niños, sonriendo ante tanta tragedia, jugando con la nieve, delgados como tablas por el hambre, pero con una sonrisa en la boca. Lanzaban la nieve hacia arriba y una niña de cara tiznada le miró mientras su sonrisa le embrujaba.

Entonces lo entendió, en aquel mismo lugar, en aquel mismo momento: la belleza está en las pequeñas cosas.


miércoles, 29 de febrero de 2012

Mi desnudez

Cómo desnudar mi alma
si afuera hace frío
si dentro aún brillo
y, aunque mi corazón te llama
sólo en noches oscuras,
me gusta lo que tengo
y no es que me conforme
es que es lo que deseo.
Respuesta a tus pesares,
que en parte son los míos
no puedo yo darte;
pero en mis palabras espero
en cuanto que desnudo estoy
no encuentres mi "te quiero".

jueves, 26 de enero de 2012

Amor en soledad

Hola, tú no me conoces, pero yo a ti sí. Te veo cada día, desde que amanece hasta que te vas a la cama.

Cada mañana, desde la ventana de enfrente, veo cómo te peinas, siempre en el salón: te gusta verte en el espejo que te compraste el año pasado. Después te pones los zapatos que el día antes dejaste al lado del sofá y te marchas.

Yo no te sigo, pero tu vida se entrelaza con la mía por algún motivo; en el metro solemos ir en el mismo vagón, pero tú no notas mi presencia, aunque no paro de mirarte y, una parada antes, paso casi rozándote al salir, y siento el aire que roza tu cuerpo.

Al mediodía tomo café en el bar que hay frente al tuyo y, desde allí, tomo para mí mismo cada sonrisa con la que deleitas a tus clientes.

Ya por la tarde, volvemos en el mismo autobús; ya lo sé, es más rápido, pero por la mañana los horarios son penosos. Tú siempre te sientas al lado del conductor, hablando del tiempo o de la crisis; yo, detrás, soñando con que me dediques esa sonrisa algún día.

En la noche veo las mismas series que tú e intento pensar que estás a mi lado, y que te digo que guardes los zapatos y que te pongas esas zapatillas, las de peluche, que tanto me gustan.

Pero hace dos semanas que no eres la misma: miras al vacío, pensativa, imaginando Dios sabe qué. Mientras, yo intento descifrar tus pupilas; tu cara ya no conoce la sonrisa y me pesa como una losa en la espalda no saber qué te ha ocurrido. Ahora, por las noches, también me quedo en el sofá mientras miro la tele apagada y, los fines de semana, llevo un bol como el tuyo para comer palomitas frente a una película de las que echan en la televisión.

Pero ya no eres feliz, lo sé. Sé que nada es como antes, así que te he dejado un cartel en la ventana: "Sonríe, la vida puede ser maravillosa". Y has sonreído, me has sonreído, pequeña gota de rocío en un desierto árido que ha hecho brotar el río de mis esperanzas. Ahora me estás mirando, sabes que soy yo. Sonríes y me levantas la mano para saludarme. Y mi corazón se sale de su ubicación para poder palpitar con más fuerza si cabe.

Mañana, en el metro, pienso decirte "hola", y espero, a pesar de todo lo malo que te haya acontecido, arrancarte cada día una sonrisa, esta vez dedicada a mí.

Vergüenza

Vergüenza es lo que me da España. Vergüenza es juzgar al juez que quiere juzgar los crímenes de una dictadura.

Este juez es el único que se ha atrevido a actuar contra ciertas dictaduras; recordemos a Pinochet. Pero con la Iglesia hemos topado, y juzgar a los padres de los que hoy gobiernan es harina de otro costal

Ley de Amnistía, sí, aquella ley contraria al derecho internacional para poder lavarse las manos y pertenecer al nuevo sistema, para así no apearse del burro; Fraga, aquel dinosaurio procedente de aquel golpe de Estado, ha permanecido hasta su muerte sentado en su trono, con la conciencia tranquila, ya que su expediente estaba limpio. Y una mierda.

Pero este juez se ha metido con quien no debía, con los poderosos de la Gürtel, con los fascistas que hicieron desaparecer tantas decenas de miles de personas que aún están en algunas cunetas y fosas comunes. A Fraga lo hubiera enterrado allí, junto a su amigo Franco, en una cuneta de una carretera secundaria, para que fuesen a llorarles allí.

Juzgado por investigar el secuestro de niños. Es lo más normal, ya que los secuestros fueron realizados por las monjitas, amiguitas siempre del poder establecido; ley de amnistía para ellas. Y una mierda.

Y ahora Camps libre; libre de cargos, inocente. Y una mierda.

domingo, 22 de enero de 2012

La tristeza

Tristeza. Tristeza es cuando ves que fuera de tu burbuja todo se desmorona.

La tristeza es darse cuenta de que, como corderos en un rebaño, nos tienen alimentados dentro de nuestro espacio, cercando cada día de forma más estrecha, mientras, absortos en lo que quieren que veamos, no nos damos cuenta del engaño.

La ignorancia es la felicidad, sí, y eso es lo que nos desean: eliminar toda posibilidad de que accedamos a la cultura que no les interesa, monopolizando la música, el cine, la literatura... Cada vez es más difícil que los autores críticos actuales puedan exponer su arte de forma que todos podamos verlo.

La ignorancia es la felicidad; pues que me quiten las horas de estudio, las horas de reflexiones que he podido tener en el poco tiempo que me resta a causa de un ritmo frenético que intenta impedirnos pensar; que me devuelvan mis horas sin ver la televisión, mis horas sin ver fútbol, mis horas sin hacer lo que esperan que haga para tenerme entretenido y no vea más allá. Que me devuelvan todo, que quiero la felicidad plena y así no podré conseguirla.

Todo el mundo se enorgullece de ir en contra de las dictaduras, se siente feliz de vivir en libertad, de poder alzar la voz... pero no reflexiona sobre la verdad. Una dictadura es mala, venga del lado que venga, y que no me digan ciertos camaradas que en Cuba no existe una dictadura, que es distinto, porque no es así. Pero en el mundo capitalista la situación no es mejor.

Sí, es cierto, aquí todos comemos y tenemos para todas las necesidades secundarias que nos han hecho creer que son indispensables, pero razonemos sobre ello: para que en lo que algunos llaman primer mundo vivamos bien, o medianamente bien, se necesita que los otros dos tercios del mundo continúen pobres, sin acceso a lo más básico, y cada vez se necesita más porcentaje de pobres. Puedes alzar la voz, sí, pero ejercen tal control que consiguen silenciar tus gritos y que nadie te oiga. Tenemos alimentos y ropa a un precio asequible, todo ello gracias a la mano de obra esclava e infantil y de la explotación de territorios pobres, la otra cara del capitalismo que nos ocultan para que aceptemos el sistema.

Entonces, ¿realmente el capitalismo es símbolo de libertad o sólo de la libertad de unos pocos?

Viendo el mundo capitalista de forma global, no desde nuestro ombligo, no creo que lo que dicen que es un mundo democrático sea mejor que lo que hay en Cuba, aunque no por ello hay que pensar que aquello es una utopía, pero al menos son todos iguales, para lo bueno y para lo malo, y quien se muere de hambre lo hace de forma voluntaria, no como los miles, cientos de miles de muertos en África, gracias a los cuales tenemos conejillos de Indias para probar nuestros medicamentos, o materia prima para nuestras necesidades secundarias.

Esta es la tristeza: no poder mirar a otro lado para que aquello que no me gusta pase inadvertido.



jueves, 19 de enero de 2012

La certeza de sentir

Sentir, ese gran sentimiento. Para mí es lo que nos hace humanos, y cada vez buscamos más nuestra humanidad.

En un mundo como el nuestro, tan deshumanizado y deshumanizador, donde no se siente nada a diario, donde el sentimiento es el traje de fiesta que guardamos en un armario para las ocasiones importantes, las personas buscamos la intensidad de un gran sentimiento, intentando suplir los pequeños golpes que nuestro corazón tendría que recibir a diario con un gran batacazo; pero no debe ser así. Es como beberse los domingos siete vasos de vino porque es bueno beber un vaso de vino al día.

Sentir. Eso buscamos. Pero nuestra insípida vida nos hace buscar la intensidad, una emoción fuerte que supla la carencia diaria de cariño.

Y caemos en las pasiones desenfrenadas, donde cada roce es una explosión de sensaciones; pero no disfrutamos de toda esta intensidad, pues sabemos que nos lleva frente al abismo.

Sentir. Ya sea bueno o malo. Sentir, buscamos nuestra humanidad en los grandes sentimientos de forma errada, apartando los momentos cotidianos.

La falta de una sutil sensibilidad es la causa de lo dicho; no saber apreciar cada estímulo diario. Me recuerda a aquellos que cogen un manjar exquisito y lo rocían con salsas especiadas de potente sabor, que no permiten degustar el ingrediente principal.

La sonrisa de un niño, una mano en la espalda, una sutil mirada, discreta, en el metro...cada caricia, cada gesto... son humanos y provocan, o deberían provocar, sentimientos humanos; y todo esto, amigos míos, en un paladar exquisito resulta un orgasmo de sensaciones, desemboca en la felicidad de encontrar una humanidad regular, son grandes pasiones, pero con las de cada día; sin enormes tristezas, sin grandes alegrías, pero saboreando la vida a cada paso, pequeños pasos, sin saltos de pértiga, pues no dejan ver la belleza que vamos dejando en el camino, al igual que el caminante se deleita más en el paisaje, aunque recorra menos camino, que quien circula en coche sin ni siquiera saber cuáles son las flores que crecen en las cunetas.

miércoles, 18 de enero de 2012

El pozo

Sentado en un banco. En la mano derecha, las llaves de su antiguo hogar; la izquierda, sobre su pierna. La cabeza miraba al suelo, triste, más hundida que nunca, mientras jugaba con aquellas llaves.

El tintineo del roce entre las llaves le hacía dejar de pensar en todo lo acontecido. La mirada, perdida en los adoquines de aquella calle peatonal, no podía olvidar la imagen de la chica.

Amanda, quien lo trajo a la vida,se lo devolvía a Hades de nuevo. Ella bajó a por él para traerlo cuando el ahora viejo hombre yacía en un pozo de desgracias.

Y Amanda, la chica de la enorme sonrisa lo devolvió a la vida; le costó mucho, pero consiguió que abandonara aquella adicción. Mas los fantasmas del pasado siempre vuelven. Él siempre había pensado que su vida anterior no había existido, que fue un mal sueño y que había sido concebido por la joven enfermera el día en que esta le regaló una sonrisa, la primera de las muchas que le ofrecería; en aquel momento revivió y comprendió que era una persona como todas.

Pero su reencarnación en sí mismo no fue definitiva, y una tarde cayó. Amargo día en que volvió a su pozo de desgracias. Y Amanda ya no iba a estar a su lado para que saliera. Ya no. Estaba cansada, muy cansada. Cedió su juventud al chico del que se enamoró con la vana esperanza de una feliz senectud; pero no fue así, y ella siempre pensaba que la salida del pozo estaba cada vez más cerca, mas no era la verdad, era su verdad.

Marcos sólo pensaba en cómo pudo ser tan idiota de dejarse amarrar de nuevo por las garras de la gélida muerte.

Ahora, en aquel banco, viendo pasar a la gente, un frío recorría su cuerpo mientras el tintineo de unas llaves paraba el son para recoger las saladas lágrimas que brotaban de sus ojos, antaño rebosantes de juventud.

Su mano cogió de nuevo aquella litrona que lo acompañaría durante toda su vida mientras añoraba tiempos pasados, sobre todo aquel tiempo en el que fue querido mientras amaba.

lunes, 16 de enero de 2012

¿Dónde estarás?

Claudia recordaba ahora su paso a la edad adulta; ahora, desde su sillón de piel marrón, mientras veía un programa insípido en su plasma de cuarenta pulgadas, echaba de menos aquello, echaba de menos la época en la que hacía todo sin pensar en nada, la época en la que todo era posible y cada minuto se vivía como el último. Nada que perder. Esa era la razón.

En aquella adolescencia no tuvo nada que perder y, ahora, rodeada de todos los lujos con los cuales ni había soñado, tenía un estatus que mantener, y esto la estaba consumiendo por dentro.

Apariencias. Era importante que desde el exterior su matrimonio pareciese un cuento de hadas, que hasta su marido creyese que le quería; pero hacía tiempo que ese sentimiento había desaparecido. Quizá nunca estuvo.

Sentada, sin saber ni lo que estaba viendo por sus ojos, la mente de Claudia recordaba a Pedro, aquel amor de juventud, efímero, visceral, perecedero; aquel chico simbolizaba en su subconsciente lo pasional, lo arriesgado... lo vivo. Simbolizaba la vida que años antes había circulado por su cuerpo y que su marido había asesinado a base de dinero.

El dinero no lo compra todo, pero en este caso calma las ansias de vivir.

Las familias felices son todas iguales, pero las infelices lo son cada una a su manera.









Comienzo del blog

Hola a todos.

Hoy comienzo mi andadura por el mundo de los blog; hoy comienzo mi avance en las nuevas tecnologías, pero no por ello abandono mi costumbre de escribir de mi puño y letra.

Algunos me llamarán atrasado, otros, los más suaves, romántico, pero lo que sí que es cierto es que no saboreo igual mis propias palabras en una pantalla de ordenador; me gusta más el olor a papel, el sonido de la pluma deslizándose sobre él, la visión, sin retroiluminar, de mi mano ampliada por un dedo que dibuja mis pensamientos sobre lo que fue un árbol antaño, el sabor a tinta en mi mano siniestra debido al arrastre en el papel...

Bueno, nada más para empezar, sólo quería presentar el blog y probar a hacer una entrada de las muchas que iré presentando.

Aquí iré subiendo mis pensamientos, fragmentos de mis escritos, algún poemilla... no sé, soy un poco caótico, así que un poco de todo.